—Soy autónoma y chef, y aquí es donde hago mis pócimas y practico mi magia.
—Mmmm..., bruja, ¡qué interesante!
—Las prioridades de mi día a día son vivir, ser feliz y permitir que la vida me sorprenda.
—¿Solo eso?
—¡¿Solo?! ¿Te parece poco?
—A veces me pregunto si seremos vampiros.
—¿Por qué?
—Porque siempre nos vemos después de la medianoche.
—El dinero no da la clase, ni la pobreza la vulgaridad.
—O, como dice mi padre... —sonrío—, hay gente con clase y clases de gente.
—Quiero ser tu pingüina porque estoy loca por ti.
—En la vida, Eva, hay que ser positivo, porque cuando lo somos tenemos el poder de convertir los problemas en retos y no en malditos obstáculos que no nos dejan avanzar.
—Cuando quieres verdaderamente a alguien —interrumpió él—, lo último que hay que ser es egoísta y desear la felicidad para esa persona.
—Nunca olvides que la vida tiene diferentes capítulos y que uno malo no es el final de la historia.
—Me gusta nuestra historia, y esta va a continuar.
—La vida me sorprendió cuando te conocí. Llegaste de tal manera que no me pude resistir a conocerte y amarte. Hemos vivido increíbles momentos y, por ellos y por ti, volvería a repetir todo lo que nos ha pasado mil millones de veces.
Me niego a aceptar lo que pretenden decirme. No, no y mil veces ¡no! La negatividad se ha apoderado por completo de mí y solo sé decir la palabra no.
Si algo he aprendido de todo lo ocurrido es que los seres humanos no somos conscientes de lo que realmente es importante en nuestras vidas hasta que podemos perderlo, y que, cuando somos capaces de entender la suerte que tenemos de estar vivos, lo demás conseguimos pasarlo a un segundo plano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario